Carlos Osinaga, director general de la institución, afirmó que este es uno de los desafíos que se plantearon para esta gestión, además del fortalecimiento del sistema de control de comercio de semillas, que tanto preocupa al sector productor. 
 

“118 mil toneladas a nivel nacional, es la meta que nos hemos fijado, para lo que es el tema de certificación, incluyendo la fiscalización a la semilla que se importa y a aquella semilla que tiene registro de calidad, pero que no ha pasado con registro en campo”, dijo el ejecutivo.  
 

En los últimos dos años, los volúmenes de semilla certificada se han incrementado, según los datos del Iniaf. El 2017 cerró con 109 mil toneladas y el 2018 se superaron las 110 mil toneladas de semilla certificada. Para esta gestión proyectan un mayor crecimiento, debido a la implementación de nuevos programas gubernamentales de incentivo para los productores semillistas.  
 

“Hablamos por ejemplo del apoyo que brindará Emapa (Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos) al tema de los trigueros. Esperamos incrementar estos volúmenes y cerrar con 118 mil toneladas para esta gestión”, recalcó Osinaga.  
 

Dijo que Santa Cruz aporta con 70% a la producción de semilla certificada del país en diferentes cultivos.
 

El Iniaf trabaja con 34 variedades de cultivos, en oriente, occidente y valles. La soya es la de mayor predominancia y le siguen la semilla de papa, trigo, sorgo y maíz. 
 

Por otro lado, Osinaga explicó que de los 3,6 millones de hectáreas que se cultivan en Bolivia, la cantidad de semilla certificada que se produce, alcanza una cobertura de al menos el 58%.  
 

Actualmente el Iniaf trabaja con más de 12 mil productores emprendedores semilleristas, tanto de manera individual como asociados. 

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